Ayer comentábamos los elementos positivos que el legado de Steve Jobs y el altavoz de Isaacson ha dejado en los managers de medio mundo… y especialmente del ámbito tecnológico. Hoy vamos a repasar algunos aspectos no tan positivos que se repiten con demasiada frecuencia en los perfiles directivos:
1. Los visionarios: durante los primeros quince años de mi carrera profesional, la gente decía «tenemos un producto extraordinario». En los últimos años, escucho con mucha frecuencia (a menudo de personas con poca experiencia) «vamos a cambiar el mundo»… incluso quieren cambiarlo antes de tener un «buen producto»
2. Los intuitivos: en el pasado, solo asegurábamos al 100% una postura si estaba respaldada por varias investigaciones de mercado… hoy en día, una pose de pensador-iluminado es suficiente para afirmar con rotundidad «lo tengo claro, es perfecto»
3. Los agresivo-persuasivos: desear y merecer son dos cosas totalmente diferentes. Exigir a tu equipo (y colaboradores) un resultado inalcanzable no te convierte en gurú.
Cuando analizamos la figura de Steve Jobs, todos sus errores se minimizan ante su incomparable talento. Sus coetáneos perdonaban los rasgos «excesivos» de su personalidad deslumbrados por su brillo. La pregunta es ¿cuántos de los Steve Jobs «wannabe» tienen un brillo suficiente para obtener los mismos resultados?