¿Por qué la comunicación japonesa ha evolucionado de esta forma?
Una vez leí que nunca nos alejamos tanto del camino como cuando creemos conocerlo. Me pareció una buena frase, y en muchos de mis errores profesionales me di cuenta que debería haber consultado un “mapa” en lugar de creer que conocía el camino.
Los mayores problemas que las empresas occidentales encuentran en Japón se encuentran precisamente en conceptos como el tiempo, el SÍ o el NO; que entendemos como valores universales comúnmente compartidos por toda la humanidad. Puede que estos valores sean similares en europeos, norteamericanos, etc.
incluso incluiría gente de otras culturas que viven o viajan habitualmente a países occidentales; pero desde luego no son aplicables a toda la humanidad.
Uno de estos valores que creemos comunes es el SÍ/NO. Cuando en occidente planteamos una pregunta, esperamos una respuesta afirmativa o negativa. Este modelo no es aplicable en Japón en ninguna de sus modalidades: negociaciones, investigaciones de mercado, etc. Una pregunta que espere una respuesta de SÍ/NO en Japón generará una “tensión” considerable en el japonés, y una enorme frustración en el occidental que realizaba la cuestión.
La comunicación japonesa se caracteriza por una mayor “sutilidad” que evita tener que plantear preguntas tan directas. Mediante acercamientos periféricos obtendré la información necesaria sin realizar la pregunta directa.
En el apartado práctico, resulta muy poco operativo el eliminar los NO de las conversaciones, e incluso con mucha experiencia, el número de malentendidos es muy superior al que tenemos en países como el nuestro. Aspectos que pueden darnos indicios de que quieren decirnos “NO” son los silencios, simular que la pregunta no ha existido o si estamos hablando en inglés el muy conocido “maybe”. Aun así, se requieren muchos errores formativos.
¿Y por qué su comunicación ha evolucionado de esta forma? Como en tantas otras cosas, la historia y la geografía tienen mucho que ver. Japón es un país históricamente arrasado por terremotos, tsumanis, tifones, etc. Las comunidades han necesitado una fuerte cohesión social para poder recuperarse de los desastres. Y esta cohesión es mucho más fácil de conseguir si eliminamos las situaciones susceptibles de generar conflictos, como por ejemplo aquellas respuestas que tienen un NO por respuesta.