Rumble in the Jungle: Promocionando lo africano
Hemos oído que ser sede de unas olimpiadas o un mundial de fútbol es una de las mejores formas de promocionar un país. En 1974 Zaire fue la sede del “evento africano del siglo”, un evento deportivo que no tuvo nada que ver con fútbol u olimpismo, pero que aún es recordado por la gran atención mediática que generó.

Un combate de boxeo, llamado “Rumble in the Jungle” (algo así como “Estruendo en la selva”) fue el mayor evento deportivo y cultural del continente, y sirvió para promocionar y extender la imagen positiva que las naciones africana anhelaban. En el combate se enfrentaron dos boxeadores afroamericanos, el carismático Mohammed Ali, que en seguida se ganó las simpatías de los africanos, y George Foreman, quizá superior físicamente pero con mucho menos talento para ganar la atención de las cámaras. Ali representaba para ellos el alzamiento del negro libre que reniega de su nombre de hijo de esclavos (Cassius Clay) y elige su propio camino.
 ¿Por qué Zaire?
Cuando el promotor e ideólogo del combate, Don King, empezó a buscar sede y financiación para el encuentro, encontró la compañía ideal para embarcarse en este proyecto: Mobutu Sese Seko, el presidente de Zaire, ofreció costear los gastos del evento, un lugar donde hacerlo (el estadio nacional) y un pago de 5 millones de dólares a cada uno de los luchadores para “invitarlos” a tomar parte de la lucha. Añadió además al combate un festival previo de música de 3 días con lo más granado de la música negra mundial (B.B. King, James Brown o Celia Cruz con su grupo Fania All Stars entre otros). Esta sería la ventana al mundo del África negra, esta por fin mostraría una imagen cultural alejada de hechicerías, canibalismo, cocodrilos, leones y luchas tribales.
Apenas 15 años antes habían empezado los países africanos a independizarse por fin de las potencias coloniales europeas. Mientras, en EEUU, la población negra luchaba por la igualdad de derechos y el movimiento Black Power crecía en popularidad (haciendo énfasis en el orgullo racial y en la creación de instituciones políticas y culturales que promocionaran los derechos e intereses de la población negra). Esta era una oportunidad fantástica de mostrar al mundo el poder de la cultura Africana y el presidente de Zaire lo vio claramente; su país se posicionaría como la nación africana líder y el ejemplo a seguir por las demás.
Mobutu había llegado al poder en 1965 y abogaba por el “rebranding” del país; quería apartar la antigua imagen de una áfrica peligrosa y atrasada, trayendo los valores occidentales a su población y alejándola del comunismo. Su anhelo era transformar la región en la líder de la estabilidad y el progreso en el continente. Su retórica nacionalista le ganó las simpatías del gobierno de EEUU (por su anticomunismo) y también de los afroamericanos, quienes comenzaban a ver África como una idealizada tierra prometida, una especie de Israel de los negros. Tiempo después la imagen de Mobutu se vería seriamente dañada al descubrirse su verdadera personalidad tiránica, pero en ese momento tenía credibilidad, era un líder con carisma y el evento prometía cambiar la imagen de Zaire de muchas maneras. Las calurosas declaraciones de Ali -claro favorito de los africanos- en las comparecencias ante la prensa a su llegada a Zaire ayudaron también: “siento que este es mi hogar”, “la población negra de Zaire es mucho más libre que los negros de américa”. Siendo Ali un héroe para los afroamericanos y africanos, sus declaraciones tuvieron un gran impacto en ambos bandos. El amor mutuo entre Ali y los habitantes de Zaire contrastaba con la incapacidad de Foreman para ganarse la simpatía de los africanos en sus ruedas de prensa y entrevistas ante los medios.
El 30 de octubre Mohamed Ali batió a George Foreman en un combate mítico, coronándose campeón mundial de los pesos pesados. Esta fue la guinda en el pastel que venía cocinándose en el corazón del África negra desde meses antes. El evento tuvo un nivel de trascendencia gigante no solo en lo tocante al deporte sino a nivel cultural y político. El triunfo de Ali se vio como una victoria de la negritud mundial.
El evento fue cubierto por reporteros de todas las nacionalidades teniendo un gran impacto sobre todo en EEUU. Tras el combate, se publicaron varias películas, documentales y libros relacionados con el tema.
Además de para dar una imagen positiva de África, el combate y todo su revuelo mediático sirvió para mitificar aún más la figura del gran Mohammed Ali. Este boxeador tuvo un gran talento natural para el selfmarketing, se llamaba a si mismo El Más Grande desde que tenía 20 años y se comportaba como tal, no defraudando nunca. Acabó ganando el título mundial de los pesos pesados tres veces, un record todavía imbatido. Su particular forma de ser y de expresarse, directa y chula, y a la vez simpática e ingeniosa, le ganaron las simpatías del mundo.
Hoy en día sigue siendo uno de los personajes más reconocidos a nivel mundial. En 2006 vendió los derechos de marketing sobre su nombre y marca personal a una empresa por 50 millones de dólares más un tanto de los beneficios de todo lo producido bajo su imagen (hay bolígrafos Mohammed Ali, tostadoras, pijamas…). También sigue siendo uno de los personajes negros más influyentes de todos los tiempos. Consiguió mejorar la imagen del boxeo y convertirse en una leyenda del ring, pero también fue un gran orador y luchó por la paz y la igualdad durante toda su vida.

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