El Efecto Lindy nos enseña que, a medida que una entidad o idea perdura en el tiempo, es más probable que continúe existiendo en el futuro. En el contexto empresarial, esto implica que una empresa con fundamentos sólidos, consolidados y probados tiene mayores posibilidades de resistir las turbulencias del mercado y mantenerse en la cima.
El origen del efecto Lindy se remonta a los cafés de Nueva York, donde escritores y artistas se reunían para discutir ideas y debatir sobre diversos temas. Estos observaron que cuanto más tiempo una obra literaria, una idea o una práctica había existido, más probable era que continuara existiendo en el futuro. Esta observación se basaba en la premisa de que, a medida que algo perduraba en el tiempo, se iban eliminando las imperfecciones y los aspectos menos efectivos, dejando solo lo esencial y lo valioso.
Durante las últimas décadas, hemos asistido a una burbuja de las empresas disruptivas. Ideas que prometían unos resultados expectaculares en tiempos records. empresas muy ajenas a lo que proponía Taleb con la popularización del efecto Lindy: empresas que perduran en el tiempo porque sus cimientos son sólidos y han sido contruidos y depurados durante años.