En 1986 Camilo José Cela publica, tras recibir la propuesta de la revista Cambio 16, una “revisitación” por entregas de aquel “Viaje a la Alcarria” de 1948, sus memorias de viajero caminante que tantas alegrías y prestigio le dieron.
Casi 40 años después de ese primer viaje, con el plan de publicar estas nuevas notas en la revista, y esta vez siendo ya un personaje conocido – y por tanto llegando anunciado a cada pueblo, con comitiva de recepción y eventos promocionales de productos locales incluidos- Cela se monta en el lujoso Rolls Royce proporcionado por Motor 16 (otra cabecera de la misma casa que Cambio 16) conducido por una espectacular chofer negra con uniforme de diseño, y se lanza a recorrer los caminos de la Alcarria, esta vez bastante más cómodamente.

Esta surreal imagen y la gran cobertura en medios que tuvo el viaje y sus muchas paradas llamó la atención lo suficiente para ser retomada más tarde en la publicidad de la entonces guía Campsa, a la postre Guía Repsol (esa empresa tan mencionada últimamente y que está echando mano esta vez de estrategias bien diferentes de comunicación). Postre, entrante, primero y segundo, todas las viandas regionales eran probadas por Cela en compañía de Oteliña, silenciosa –por ser americana y conocer un castellano aprendido en México poco parecido al de Cela- y oscura –por su negra tez como la del personaje shakesperiano, de ahí el sobrenombre adjudicado por Cela a su conductora- , guapísima y misteriosa en su traje de “choferesa” diseñado por el modisto Elio Berhanyer para la ocasión. Acompañados iban también en su viaje entre pueblo y pueblo por dos juglares que animaban sus llegadas a nuevos destinos; mientras Cela estrechaba manos de autoridades, los juglares entretenían con un espectáculo de títeres y canciones al pueblo, ya todo concentrado y receptor en la plaza mayor.
Cada lugar de la Alcarria visitado aprovechó la llegada del escritor y su troupe para promocionar sus tierras o productos lo mejor que pudo; ahí queda la foto de don Camilo y su chofer regalados con su peso en miel en Peñalver por ejemplo –realmente sólo pesaron a Oteliña por discreción, y puede que ahorro-. Esta fue la primera edición de una idea que lleva dando cobertura mediática a este pueblo alcarreño desde entonces, y desde entonces han recibido su peso en miel cada año otros famosos nacionales como por ejemplo Luis del Olmo, Nieves Herrero, Jesulín de Ubrique o más recientemente Alberto Contador.
Ya terminado el viaje, ese mismo año empezó la colaboración entre la Guía Repsol y el escritor, que se alargaría temporada tras temporada, y que consistía en varios anuncios para TV en los que se veía a Cela bien conducido de pueblo en pueblo por su negra choferesa y probando la gastronomía de las zonas visitadas, aceptando los platos con frases que luego pasaban a ser chascarrillos incluidos en el lenguaje popular de la época (Por ejemplo ¿Un marmitako, don Camilo? Y decía “¡Toma, claro!” o ¿Unas gachas don Camilo? Y este respondía “Como es de ley”).
Esto se acabó convirtiendo en una cita anual que creaba expectación, y acabó durando 10 años, todo un record de colaboración entre un prescriptor y una marca.

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