En el mundo laboral, existe una dicotomía entre Mediocristán y Extremistán en términos de la escalabilidad de las profesiones. Mientras que en Mediocristán las ocupaciones tienen límites en su escalabilidad, en Extremistán es posible añadir ceros a los resultados con menor esfuerzo.
Mediocristán: Trabajos no escalables. Encontraríamos profeiones como dentistas, abogados, consultores o masajistas, donde hay un tope en el número de clientes o pacientes que se pueden atender en un tiempo determinado. En comunicación, tendríamos diseñadores gráficos, editores de video, ejecutivops de cuenta, etc. En Mediocristán, el éxito se basa en el esfuerzo individual y la calidad de las acciones realizadas.
Extremistán: Profesiones escalables En contraste, en Extremistán encontramos profesiones como cantantes, actores y escritores; donde no hay una relación directa entre el número de nuevos clientes y las horas dedicadas. Por ejemplo, J.K. Rowling, la autora de Harry Potter, no tiene que volver a escribir sus libros cada vez que alguien los lee. En nuestra profesión, este tipo de labores las conseguimos cuando creamos un servicio automatizado que crea reportes para nuestros clientes, o que monitoriza los resultados de las campañas y las cruza con diferentes inputs. La escalabilidad es sencilla y el beneficio potencial también, pero estas características hacen que las posibilidades de éxito también sean menores.
La distinción entre Mediocristán y Extremistán nos muestra las diferentes dinámicas que existen en las tareas en términos de escalabilidad. Mientras que en Mediocristán la clave radica en el esfuerzo continuo y la calidad de las acciones individuales, en Extremistán es posible alcanzar un éxito desproporcionado con menos esfuerzo. Sin embargo, las tareas escalables también pueden generar desigualdades significativas. Al comprender estas diferencias, podemos tomar decisiones más informadas sobre nuestras estrategias de crecimiento empresarial.
